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Diseño & Creatividad de Emilio Zocco
LA TERAPIA CON ANIMALES

El hombre siente amor por los animales; como los animales lo sienten por el.
El AMOR es la base del respeto, la comprensión y la aceptación. El AMOR es mucho más que un sentimiento. Es la capacidad de “reconocer” al “otro” como parte de “uno mismo”. El “otro” es una partícula mía; como yo lo soy del “otro”.
Los animales forman parte del “SER de la  NATURALEZA”; QUE ES LA VIDA MISMA.
Resulta obvio que es imprescindible aceptarlos, comprenderlos e integrarlos a la vida cotidiana; porque ellos forman parte de la vida.
NEGARLOS SERÍA TAN NECIO COMO NEGAR LA VIDA.
Los entendidos saben que los Humanos tenemos “algo de animal”, “algo de mineral” y “algo de vegetal” en nuestra propia naturaleza.Las asociaciones con estos reinos son infinitas; y es interesante observar que cuando dejamos el cuerpo físico y atravesamos el “cambio” que llamamos muerte; pasamos a formar parte del mundo mineral de la tierra. Tenemos también un “centro instintivo” como los animales; y necesitamos del sol y del agua como los vegetales.
El AMOR basados entonces en la Comprensión, Respeto y Aceptación; generan VIDA.
Lo Opuesto al AMOR está basado en la incomprensión, negación y rechazo; y resulta obvio que estos sentimientos generan muerte.
Hoy sabemos; como supieron los antiguos alquimistas, sabios, filósofos, chamanes y maestros de la vida; que la energía se alimenta a si misma con mas energía. El Chi, Ki, Prana, Eter, Fuego de los Sabios, Líbido….. etc es volcado al “universo”; en el cual habitamos todos (humanos, animales, vegetales y minerales). El “universo” y todo lo que existe se “retroalimenta” con nuestra misma energía vibratoria. Cosechamos lo que sembramos.
Como es arriba es abajo. Como es adentro es afuera.
El mundo Creado es una fuerza energético-vibratoria que alimenta todo lo que existe y nosotros somos co-creadores de esa misma fuerza.
Por lo tanto; si negamos, rechazamos y somos incapaces de comprender el “mundo animal”; alimentamos una fuerza animico-energético-vibratoria -negativa que volverá a nosotros tarde o temprano – porque eso es lo que estamos generando como energía vibratoria.
Quien ama a los animales; los integra a su propia vida porque Integrar es AMAR.
Todos los Seres necesitan “integrarse” para disfrutar de una mayor calida de vida.
Los animales domésticos “casi” se comportan como niños en nuestra vida.
Hablamos y jugamos con ellos, les imponemos reglas y límites como a los niños.
Los cuidamos y dependen en muchos casos de ese “cuidado” para vivir.
Los terapeutas que trabajan en la “Terapia con animales”; saben que la calidad de vida de la persona –enferma o no- mejora notablemente. Facilitan la reconexión con la vida –a quienes la han perdido-; avivan el factor lúdico; provocan sentimientos de alegría y felicidad con la consecuente mejora energética. Está comprobado que los sentimientos alegres y positivos levantan el sistema inmune; causante de la mayoría de las enfermedades.
El contacto con los animales incentiva la actividad física; la persona solitaria se siente acompañada y la irresponsable asume un sentimiento de compromiso frente a la vida.
El contacto con los animales a través de los cinco sentidos disminuye el estrés. Se han hecho estudios que demuestran que cuando una persona conversa con otra la presión arterial es mayor que cuando lo hace con su perro o gato. Todos estos resultados se han obtenido luego de muchos estudios de observación de respuestas entre hombres y animales.
Por supuesto que; también existen personas que desarrollan patologías en contacto con los animales – pero estos en si, nada tienen que ver con estos estados patológicos-. Simplemente son el “detonante” de un estado que estaba subyacente.
El animal de compañía es importante para el desarrollo emocional saludable de los niños en sus distintos ciclos de crecimiento. Facilitan el desarrollo de sentimientos positivos como la confianza, la autoestima, la responsabilidad y estimulan el crecimiento de sentimientos de empatía hacia otros además de un sentido de autonomía.
En las personas con disturbios mentales y/o emocionales; la terapia con animales ayuda a reducirlos. Jugar con ellos permite descargar la energía y tensión retenida. En los niños con miedos; facilita el comportamiento exploratorio frente a situaciones desconocidas.
Muchos estudios han demostrado que los niños que conviven con animales de compañía tienen menor agresividad y mayor respeto de límites, equilibrio emocional y confianza en si mismos.
Los Gatos estimulan al niño a relacionarse con el entorno y estimulan la actividad exploratoria.
Todos estos comentarios están basados en las investigaciones que muchos terapeutas, científicos, psicólogos y docentes han realizado con los animales.
El niño; jugando con los gatos  aprende a adaptar su comportamiento a la respuesta del gato y además aprende a esperar, a respetar a los otros y a dominar sus comportamientos.
Los gatos son excelentes animales de compañía para los ancianos; porque son chicos de tamaño, independientes, se higienizan solos y requieren poco esfuerzo físico de cuidado.
Los  egipcios y griegos atribuían a los animales la capacidad de curar diferentes dolencias. Hipócrates, médico griego (460 – 377 a.C.) consideraba que la actividad con caballos era muy relajante.
En el siglo XVIII; el gato era incorporado en las instituciones mentales de Europa porque se consideraba que tranquilizaba a los pacientes.
Sigmund Freíd- médico y psicoanalista (1856 -1937) realizaba sus consultas con su perro porque consideraba que facilitaba la comunicación con los pacientes.
En la actualidad los animales (especialmente domésticos) son incluidos en áreas como la educación, la recreación y la salud. Para mucha gente; los animales son la única conexión que tienen con la naturaleza y esto los hace sentirse vivos y con más energía.
Los humanos no pueden desvincularse de la Naturaleza porque son parte de ella.
En niños hospitalizados se ha comprobado que; la terapia con animales disminuye la ansiedad, el estrés y el retraimiento que les genera esa condición
En niños o adultos con cardiopatías la terapia con animales ayuda a disminuir la ansiedad y a bajar la tensión arterial; porque un estímulo externo agradable disminuye la activación simpática.
También se ha comprobado que acariciar a un gato contribuye a un descenso de la presión arterial en aquellas personas con predisposición a la hipertensión.
En educación por ejemplo que la presencia del gato mejora la comunicación entre alumnos y docentes favoreciendo la integración en proyectos  para el bien común.
Otro dato significativo es la “disminución” de la violencia en aquellos lugares donde se disfruta de la compañía de los animales domésticos.
El médico y psiquiatra estadounidense Boris Levinson publicó en 1962 un trabajo sobre la terapia con animales y remarcó la importancia que tienen en la psicoterapia  de niños (ambulatorios e institucionalizados).
A partir de este trabajo la terapia con animales se utilizó con verdadera eficacia en Estados Unidos, Reino Unido, Italia y Canadá. Todo esto se basa en la poca exigencia que tiene la comunicación con los animales; ya que se puede establecer un diálogo –no verbal- con ellos que evidencia ser muy efectivo.
Los animales que intervienen en la terapia se eligen de acuerdo a la patología y la actitud frente al animal. Pueden intervenir perros, gatos, caballos, aves, peces, llamas, delfines, animales de granja, etc; y la actividad puede desarrollarse de manera individual o grupal 


TERAPIA CON DELFINES: Salud y esperanza en el agua

Esta maravillosa terapia no sólo se aplica en niños autistas; sino en todo tipo de patologías; especialmente en todas aquellas que afecten al sistema nervioso central: traumas, accidentes cerebro vasculares; y también es muy efectiva en Síndrome de Down, Parálisis cerebral, cancer, recuperación de drogas y/o alcoholismo.
El delfín emite una onda sonora electromagnética y esto produce una estimulación de todo el sistema nervioso central que permite trabajar en las “conexiones” de todas aquellas neuronas que están inactivas en el cerebro.
En al caso del Autismo (en el cual una de las teorías más fuertes es la ausencia parcial o total de neurotransmisores; estimula al hipotálamo a producir endorfinas y esto induce a  la producción de la hormona ACTH; lo que produce en los pacientes sensación de estabilidad lo que se traduce en la sensación de estar en equilibrio emocional. En estos pacientes la Delfinoterapia  realmente produce cambios neuro-químicos y neuroeléctricos. Se trabaja a nivel cerebral para producir un cambio físico y mental.
Esto no quiere decir que esta terapia sustituye a las tradicionales; pero después de un tratamiento de Delfinoterapia se aprovechan más las otras terapias. Si se realiza un electroencefalograma luego de una sesión con Delfines; quizás pueda observarse como las ondas cerebrales pasan de Beta a Alfa y en algunos casos llegan a Theta. Estas dos últimas ondas se consiguen cuando una persona está a punto de dormirse y este es el principio que la Hipnopedia usa en el programa de aprendizaje durante el sueño; especialmente el aprendizaje de un idioma y otras actividades que requieran de una gran concentración. Es que en estos estados el subconsciente está más activo y aprende más. También es usado en comerciales de grandes empresas; que los pasan entre las 10 y 11 pm; porque en esas horas se supone que las personas están más relajadas. Se han hecho estadísticas y estudios que demuestran que muchas personas estimulan sus “deseos” de consumir los productos que se les ofrecen en los comerciales, a esas horas. 

Los cambios neuroquímicos que se producen con la Delfinoterapia se han comprobado con estudios hematológicos completos. Las endorfinas que se producen en estas sesiones –al igual que en otros tratamientos que inducen a la generación del bienestar; aumentan el umbral del dolor; porque producen una sensación de anestesia. 
 Se han notado cambios positivos en la relación con otras personas. Por supuesto esto no es una “cura”; sino un apoyo que junto a otras terapias tradicionales aportan muchísimo a la recuperación y/o el aumento de la calidad de vida. Generalmente se realizan sesiones de 15 o 20 minutos durante tres o cuatro meses y luego se evalúa cada caso en particular.
 

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