LA VIDA ES JUEGO
Imagino un tablero como el tablero de ajedrez, o un tablero de damas. Todos los seres somos las “fichas” del juego y las “reglas”; las disponemos nosotros. Vivimos en un mundo de tres dimensiones (alto, ancho, largo); pero ¿en que dimensión esta el pensamiento, el sentimiento, la intuición, las percepciones; los distintos factores psíquicos?
El “juego” de la vida se procesa en el interior anímico; pero donde realmente “jugamos” es afuera.
La corriente energética –flujo del universo- y principio vital de todo lo que existe: se crea en el interior pero se manifiesta en el exterior. Interior y exterior son dos caras de una misma moneda. Es imposible que existe algo externo que no haya sido “concebido” en el interior de un Ser.
Vivimos en un mundo de “causas y efectos”; aunque en verdad un “efecto” puede tener múltiples causas. En este mundo de manifestación la causa es el “tiempo” y el efecto es el “espacio”.
Los Seres humanos vivimos “presos” de la ley de “Causa y efecto”; y es precisamente porque vivimos presos del “Tiempo y el Espacio”. Cuando tomamos la vida como un “juego”; en el cual; si hay reglas, si hay jugadores. Pero sólo se trata de un juego.
Es precisamente en ese espacio de “Juego”; donde se trasciende la ley de “causa y efecto”; porque el tiempo se detiene y el espacio se curva. Pasado, pesente y futuro están en un “Eterno Ahora”. Las eternas “proyecciones” se detienen y sólo importa la espontaneidad del devenir. La “incertidumbre” se torna un desafío; pero también una posibilidad. Cuando no existe la “presión del resultado”; la expectativa cesa; y la expectativa es del ego humano.
El juego es una experiencia energético-vibratoria y la vida verdaderamente es un juego. Lo externo es una consecuencia y proyección del mundo energético. La calidad deL mundo externo es relativa a la calidad del mundo interno. Estamos tan identificados con la “ilusión de la separatividad”; que creemos que afuera y adentro representan dos espacios diferentes y/o separados. Cuesta vivir la totalidad. En el juego lo “tuyo” y lo “mio” se pierden en un gran “nuestro”. El Verdadero juego o el verdadero jugar nos pierde en la identidad del todo. Por supuesto hablamos del “juego real” y no de los muchos “juegos falsos” que hemos inventado.
Jugar es ser consciente de la “unicidad de la vida”.
Quien sabe jugar; verdaderamente descubre la esencia del Ser. Saber “jugar” es saber ser consciente de la unidad; animarse a transitar por el camino de la incertidumbre; sin sentir angustia ni ansiedad; y quitarse además todo el peso de las expectativas par vivir en la “liviandad” de las “infinitas posibilidades. Ahí; donde todo es posible, el juego se hace evidente.
Todo lo que nos quite el sentimiento de unidad, es conflictivo, competitivo, discordante. La energía vibratoria del Alma tiene la capacidad y la posibilidad de compensar las cargas emocionales que producen las energías opuestas. El Alma concilia y une.
El reconocer y comprender la disociación que produce nuestra naturaleza humana al generar y proyectar el sentimiento de separatividad; es un paso muy grande. El ego humano cree falsamente que la separación le brinda el sentimiento de “individualidad”. Pero todo aquello que separa las fuerzas emocionales y mentales; divide la energía y pierde campo vibratorio. Por lo tanto el verdadero sentimiento de individualidad deviene con el reconocimiento de la Unidad; y el único Ser indivisible es el Ser anímico-espiritual.
El ego humano compite, clasifica y tiene la falsa idea de “ganar o perder”. Un juego, donde todos sean ganadores, es imposible para el ego porque necesita de la adrenalina de la competencia. La dualidad psicológica humana divide, secciona la vida y las “apariencias” y hace que la vida deje de ser un “verdadero juego” Pero la vida en realidad es un gran juego. Cada uno tiene su propio tablero; su propio escenario de vida para moverse. Y todos tenemos a la vez un escenario en común. El “juego de la vida” es con uno mismo; con el resto de la humanidad y con toda la existencia. Tenemos reglas y modos de movernos en la vida; igual que en un juego.
Cada uno a su manera tiene en su interior animico-vibratorio normas y reglas para juegar y el único requisito es “aprender, divertirse y evolucionar.
La vida es un Re –creo sin principio ni fin. Es una Creación, una Generación y un Intercambio perpetuo y eterno; donde todos somos “yo”; porque todos somos Uno.
Viviríamos entonces como en un Re-creo sin fin. Entonces la vida seria una creación eterna y dejaríamos de actuar mecánicamente.
Crear es dar vida!!!..... y esto debería ser lo más divertido y sano posible. Adriana Savazzini - de Zona de Cambios